Informativo Nº 2
(Nº 3, más abajo)
MOVIMIENTO DE LOS PUEBLOS Y LOS TRABAJADORES -MPT – MAYO 2012
Escribir a: mpt.secretariado@gmail.com; mpt.comunicaciones@gmail.com;
INTRODUCCIÓN
En el Informativo Nº 2, se
reproduce nuestro documento central para el presente período estratégico, el
que fue presentado en el evento del 3º Aniversario de nuestro Movimiento.
El documento “Estrategia y
Táctica para el Presente Período”, esperamos que sea un verdadero aporte a las luchas de
los anticapitalistas.
¡UNIR LAS LUCHAS PARA QUE LOS
PUEBLOS Y LOS TRABAJADORES MANDEN!
Secretariado Ejecutivo MPT
ESTRATEGIA Y TÁCTICA PARA EL PRESENTE
PERÍODO
MOVIMIENTO DE LOS PUEBLOS Y LOS
TRABAJADORES -MPT
Este año 2012,
estaremos ante un aumento de la movilización social en el país y de diversas
formas de expresión del descontento popular. Allí está la importante
movilización del pueblo de Aysén por sus 11 demandas, una lucha de muchos años,
y el apoyo que ya ha concitado a lo largo del país. Por otra parte tenemos las
reivindicaciones y lucha de los estudiantes, quienes ya en actuado con diversas
movilizaciones al comienzo del año, de hecho la Confech este 21 de abril dará
a conocer su Plan de Lucha para el presente año. Allí está también la lucha por
el derecho al agua de organizaciones sociales del centro y norte del país. Los
trabajadores expresan su descontento a través de las huelgas sindicales, por
medio de las manifestaciones y declaraciones de los trabajadores bancarios
contra las AFP y el injusto sistema previsional, a través de las tomas de
calles de parte de los pescadores artesanales, por medio de huelgas de hambre
como es el caso de dos trabajadores en San Antonio. Los pobladores ya han
iniciado sus movilizaciones por el derecho a la vivienda propia y digna. Y
continúa la lucha de los mapuche en su permanente movilización por el derecho a
la tierra y por que se cumplan sus demandas..
A todo esto el gobierno
responderá con lo único que sabe hacer en la defensa de sus intereses, del de
las grandes empresas y del sistema capitalista: con más y más represión
policial y con la aplicación de la llamada ley antiterrorista.
Nuestro llamado es a no
amilanarnos ante esto y a enfrentar esta represión con más organización, con
más movilización y solidaridad social y con un estado de alerta permanente de
los dirigentes y sus bases para que sus luchas avancen hacia una victoria
completa, sin transacciones engañosas, sin que se frustren una vez más las
esperanzas y la buena fe con que los pueblos, como el de Aysén, han levantado
movimientos similares y, por lo general, son engañados por el incumplimiento de
las promesas.
El Camino debe ser claro
Pero a no dejarse engañar, este
escenario no es nuevo y el que hoy el descontento tenga mayor fuerza, tiene que
ver con la incapacidad de los gobiernos de dar respuesta a las exigencias y
necesidades reales de la gente.
Por esto debemos evitar a toda
costa que el movimiento sea funcional a la lógica pendular de los actuales
grupos políticos en el poder, y que sólo crezca el anti-derechismo en favor del
retorno de la Concertación.
En este contexto, para enfrentar
las próximas elecciones de alcaldes y concejales, hacemos nuestras
consecuentemente lo acordado por nuestro movimiento en su evento fundacional: “Rechazamos
cualquier acuerdo político con la derecha o la Concertación , desde
la independencia política de la clase trabajadora, porque ambas componendas son
expresiones de los intereses de la minoría que administra el poder a favor de
un puñado de privilegiados que dominan a las grandes mayorías a costa de la
explotación y mala vida de los trabajadores y los pueblos” … “En el proceso de
acumulación de fuerza una multiplicidad de formas de lucha serán impulsadas,
siendo lo electoral un elemento que debe discutirse ampliamente y de acuerdo a
los contextos pertinentes, y que puede manifestarse de variadas formas; ya sea
a través de un instrumento legalizado o con candidaturas autónomas o
candidaturas levantadas por organizaciones sociales, y de ser necesario, con
campañas de abstención y/o voto nulo”.
El camino es constituir ya la
alternativa popular, que supone un cambio radical del ordenamiento social. Esta
fuerza popular debe ser capaz de enfrentarse al poder de las dos derechas
y legitimarse ante el movimiento social
como la alternativa viable y necesaria para vencer al sistema dominante. Debe
ganar batallas ideológicas ante la desesperanza, la apatía, el escepticismo y
la impaciencia.
2.- ANÁLISIS DEL PERÍODO ESTRATÉGICO
El sistema
capitalista en el mundo no se agotará si no se le enfrenta por medio de un
enorme movimiento social y político, de carácter revolucionario, que se plantee
sustituir el capitalismo entendido como cultura, como formación y ordenamiento
de la sociedad, por otra formación social sin explotación y con plena justicia
e igualdad para toda la sociedad. El Socialismo.
Por eso es fundamental el papel
que cumplen las organizaciones políticas de las clases y sectores sociales, y
de las minorías culturales y nacionales explotadas y excluidas de los
alardeados éxitos del sistema capitalista. No se puede sustituir el papel
revolucionario de las clases explotadas por un supuesto protagonismo de
sectores reformistas y socialdemócratas que buscan aliviar las penas de las
mayorías, por medio de arreglos paliativos al interior del sistema capitalista.
Los instrumentos de dominación del imperio, a través de los medios de
comunicación, emiten discursos que ocultan y distorsionan la realidad y hacen
creer en soluciones que sólo llevan a perpetuar la dominación. Es necesario más
que nunca desarrollar la conciencia crítica.
El mundo sigue constituido en
torno al trabajo, a la producción y el reparto de bienes. Ha habido cambios
bruscos en relación a la imagen de las clases sociales, a la percepción de
conceptos como la “pobreza” y la marginalidad, pero el sistema sigue más
desigual e injusto que en su etapa anterior, la del Estado benefactor. Es falso
que las clases trabajadoras, y en especial el proletariado, no existan ni
tengan algo que hacer y decir en el momento actual de la historia mundial. El
proletariado vive una clara situación de retroceso, pero sigue siendo la fuerza
motora de la vida, que depende de producir para vivir. Un individuo tiene
diversos roles, es trabajador, ciudadano, pertenece a una nación, desarrolla
una cultura, tiene responsabilidades ante el medio ambiente, tiene un género u
opción sexual, pero estas identidades –como elementos del ser- no son
contradictorios y no se sustituyen objetivamente unos a otros, sino que en la
subjetividad valoramos un aspecto más que otro; el sistema capitalista, hábilmente
ha sabido quitar su identidad a las mayorías para ponernos en aparente
contradicción y mantener su dominación.
La labor de cualquier
organización revolucionaria es superar estas contradicciones y levantar la
alternativa del cambio social por encima de las ilusiones reformistas y
socialdemócratas que hacen invisible la lucha de clases.
La ilusión derrotista, del
reformismo y la socialdemocracia, está basada en un efecto de perspectiva: la
mayoría de los que escriben sobre la sociedad, de los que manejan los medios de
comunicación o aparecen en ellos, de los que teorizan, el mundo académico, la
intelectualidad; suelen ser parte del propio sistema o se dejan arrastrar a los
intereses de los poderes dominantes. Su papel en la producción suele ser el propio
de la “pequeña burguesía” empobrecida y marginal, sometida por la gran
burguesía.
Los que escriben acerca del
mejoramiento social en las últimas décadas, por lo general ocultan el drama
social de las mayorías: no se rozan con la gente en problemas, no reúnen las
últimas monedas para comprar el pan, no tienen los suministros básicos cortados
por falta de pago, no conocen la cesantía ni la doble inseguridad frente a los
empleadores y a los delincuentes. Si conocen parte de la realidad social, se
circunscribe a la capital y algunas grandes ciudades: no conocen ni quieren
conocer el drama de las regiones, de los campesinos sin tierra o sin agua, de
los pescadores que no pescan, de los enfermos sin servicios de salud, de los
adultos mayores desprotegidos por lo insolidario del sistema previsional,
etc...
Es necesario que las
organizaciones revolucionarias se agrupen por objetivos comunes. Hay que
superar el divisionismo, la dispersión de ideas y de fuerzas.
Queremos volver a levantar la
dignidad de nuestros pueblos y trabajadores por encima de la cordillera,
queremos construir un Chile democrático y popular, creemos posible un mundo y
un país mejor, queremos unir todas las luchas para que al final sean los
pueblos y los trabajadores los que manden.
3. QUÉ TIENE Y QUÉ LE FALTA A LA IZQUIERDA REVOLUCIONARIA.
Frente a la
dominación ideológica y mediática, necesitamos desarrollar la conciencia
crítica. No basta con convocar, con reunir gente y llenar calles en protesta
contra el sistema o alguna de sus expresiones, sino es imprescindible
desarrollar un pensamiento crítico, una actitud revolucionaria de largo
aliento, que trascienda la subjetividad y permita ser sujetos capaces,
conscientes y activos, en cualquier terreno y coyuntura. Todo esto de llevarnos
a desarrollar nuevas y diversas formas de organización popular.
Las organizaciones políticas no
han sido capaces de dar mayor conducción al proceso, pero hacen lo que pueden.
Hay mucha crítica a las organizaciones y no al sistema, que es quien genera el
divorcio entre éstas y el mundo popular. El sistema hace esfuerzos para que nos
traguemos el discurso anti-partidos, anti-ideologías, anti-organización. No
pocos en las izquierdas se han creído el discurso que nos quiere reducir a
individuos, a superhéroes aislados luchando contra el Goliat del Imperio. Ahora
es el tiempo de la unión de los muchos y dispersos.
El sistema dominante nos hace
correr “como gallina sin cabeza” para todos lados, sin concretar nada. Muchos
inadvertidamente han hecho casos a los discursos que el sistema nos introduce
maliciosamente: unos quieren un movimiento popular sin partidos, sin
conducción, guiados por la mera voluntad y la impulsividad del individuo; otros
(los menos) creen furiosamente en el papel rector y mesiánico de sus propias
organizaciones, autodefinidas como la vanguardia, la única correcta, la gran
fuerza que nos guiará a la tierra prometida. Unos prefieren la dispersión, las
tareas inmediatistas, lo emocionante, las causas individuales; otros llaman a
centralizar el quehacer en unos pocos temas; unos quieren el activismo sin
tareas orgánicas, sin reuniones ni jefes; otros ponen el acento en la
construcción de dirección, pero casi nadie puede concretar sus propios
discursos, conforme a la capacidad efectiva de cada organización. Unos temas se
ponen de moda, hasta que la moda pasa; otros mantienen los discursos de la
revolución de octubre o del foco guerrillero, como si no hubiese pasado nada
más en el pasado siglo y más exactamente en el último medio siglo. Para unos,
una incesante búsqueda de la originalidad, en un barco que no llega a puerto;
para otros, calco y copia servil a procesos a veces derrotados y en otros casos
difícilmente repetibles fuera de su espacio y tiempo original.
No se hace la síntesis entre
democracia y centralismo, entre movimiento social y movimiento político, entre
partido de cuadros y organización de masas, entre tareas de largo y de corto
plazo. No se hace un esfuerzo por hacer compatibles los ritmos y concepciones
del tiempo de las distintas orgánicas: nos criticamos los excesos de lentitud o
de aceleramiento con que abordamos los quehaceres. Tampoco aceptamos
suficientemente que cada orgánica tiene sus propias prioridades de
construcción, de participación, de movilización, y la visión parcializada nos
ha dificultado construir alineamientos estratégicos con visión de conjunto,
donde cada lucha y todos los destacamentos sean igualmente necesarios,
valorables y respetables.
A muchos les falta objetividad,
pero les sobran ganas y buena voluntad; hay también entre nuestras
organizaciones, gente con intereses individuales, exitistas, usar las causas
populares como trampolín para la cooptación y para escalar dentro de la clase
política. Necesitamos revalorar y destacar la honestidad, expresada en el buen manejo
de las ideas tanto como en el de los recursos materiales.
La búsqueda de acuerdos entre
organizaciones se ve entorpecida por las ansias de protagonismo y de conducción
individual que ha predominado en algunas de ellas. Nos referimos a las que no
quisieron en ningún tiempo formar parte de nuestro empeño, y que no han
demostrado mayor voluntad unitaria siquiera para coordinarse ante actividades
concretas. La mayoría de las orgánicas, prefiere hacer su discurso por
separado, sacarse la foto y enviarla a sus mentores, con eso les basta. Ya se
ve que no se trata de agrupar siglas sino de convocar a personas con conciencia
propia.
Tareas como las grandes reformas
(educacional, previsional, de salud, de los derechos laborales), impulsar la
obtención de espacios de poder municipal o parlamentario, o propiciar el
llamado a una asamblea constituyente para reformular el Estado, o incluso el
llamado a la toma del poder (para unos) o a la disolución del Estado (para
otros) serán discursos sin efecto, si no empezamos construyendo un movimiento
popular desde la base, un movimiento de cuadros y no solo de manifestantes
dispuestos a salir a la calle. Se trata de hacer un aporte a la construcción de
un nuevo pensamiento-acción y no solo de responder ante las catástrofes y los
crímenes del sistema. Para eso no basta con solo hacer marchas y conformarse
con la masividad. Queda pendiente un enorme trabajo de hormiga en lo social y
eso lo preferimos construir en conjunto como MPT.
Por todo ello, parece vigente la
necesidad de construir el Estado Mayor de los pueblos organizados: unir
creativamente las ideas, acogiendo lo mucho que tiene de cierto la crítica a
las izquierdas, a la vez de rescatar los valores y la consecuencia heroica de
las organizaciones y alineamientos que han puesto las bases para ser lo que
somos, tanto en lo positivo como en lo negativo. Se necesita construir una
dirección popular, generada con lo mejor de nuestras fuerzas históricas y de
nuestros movimientos populares, asumiendo una historia que empieza con la
resistencia de los pueblos originarios y ha pasado por la construcción de un
sindicalismo ejemplar, encarnado en Recabarren y en don Clotario, por la
resistencia de nuestros mejores amigos frente a una de las dictaduras más
crueles del último medio siglo, por la resiliencia frente a las derrotas que
nos impuso la traición de muchos líderes, que abrió las puertas del país a la
barbarie neoliberal, destruyendo mucho del esfuerzo que hicimos por derribar al
régimen y abrir las alamedas del país a las clases populares.
Sabemos que son tareas muy
grandes para tan pocos cuadros: pocos pero dispuestos a trabajar con visión de
grandeza. Queremos volver a levantar la dignidad de nuestros pueblos y
trabajadores por encima de la cordillera, queremos construir un Chile
verdaderamente democrático-popular, creemos posible un mundo y un país mejor,
queremos unir todas las luchas para que al final sean los pueblos y los
trabajadores los que manden.
4. EL QUÉ HACER: LAS TAREAS PARA EL REARME DEL MPT.
a)
La propuesta central es rearmar el MPT como una
organización que encauce la vocación participativa de personas con y sin
militancia política, que comprendemos la necesidad de una dirección
revolucionaria ajustada a los intereses concretos de pueblos y trabajadores de
estos tiempos.
b)
Se trata de reformular la organización, de modo que
canalice la expresión y la voluntad revolucionaria de quienes estén de acuerdo
en las líneas centrales y crean en la necesidad de coordinar las acciones para
lograr triunfos sociales y políticos.
c)
El MPT tiene que ser realmente capaz de hacer
compatible el trabajo social con la conducción política y la participación
activa y visible.
d)
Se debe sacar declaraciones del MPT ante los hechos
políticos de relevancia nacional, mostrando su opinión y orientación política. La
política de comunicaciones, desarrollarla en los siguientes ejes:
n
Difundir ampliamente, vía Internet y en papel,
las declaraciones del MPT.
n
A través de Comunicaciones-MPT difundir los
hechos políticos nacionales e internacionales de relevancia para la izquierda,
los trabajadores y los pueblos, las eclaraciones y documentos públicos del MPT
y las declaraciones y opiniones olíticas de los partidos integrantes del MPT
como de sus aliados.
n
Actualizar y regularizar el funcionamiento del
Blog del MPT.
n
Publicar tri-mensualmente el periódico “La Unidad ”. El 8 de marzo se
publicó nuestro periódico, La Unidad N º
10.
e)
Se mantienen en alto los acuerdos tomados en la
declaración fundacional del MPT.
f)
Impulsar una amplia unidad y coordinación de las organizaciones
populares que trabajan en los distintos frentes sociales. Es necesario
construir orgánicas de unidad tanto entre los pueblos originarios como respecto
de los derechos ambientales y de las minorías.
g)
Llamamos a reimpulsar la construcción del Frente Amplio
de Trabajadores (FAT) y a movilizarnos por
un pliego social que incluya el salario ético mínimo, el fin del lucro con
nuestros fondos previsionales, por una verdadera limitación de la jornada
laboral y por que no se aumente la edad de jubilación, junto a las demandas por
las que cada sector laboral ha venido luchando históricamente.
Informativo Nº 3
MOVIMIENTO DE LOS PUEBLOS Y LOS TRABAJADORES -MPT – JUNIO 2012
Escribir a: mpt.secretariado@gmail.com; mpt.comunicaciones@gmail.com;
INTRODUCCIÓN
En este
número del Informativo hemos querido mostrar a los trabajadores y los
pueblos el verdadero significado
de clase que representan los 100 años desde que se
fundó, el 4 de junio de 1912, el
Partido Obrero Socialista de Chile.
“EL 4 DE JUNIO ES UNA EFEMÉRIDE DE LOS TRABAJADORES Y
TRABAJADORAS EN CHILE. NO PERTENECE A UN PARTIDO O A OTRO, SINO A LA CLASE ORGANIZADA
Y CONSCIENTE”
¡UNIR LAS LUCHAS PARA QUE LOS PUEBLOS Y LOS
TRABAJADORES MANDEN!
Secretariado Ejecutivo MPT
EL PARTIDO OBRERO SOCIALISTA
DESTACAMENTO PIONERO PARA EL PROLETARIADO EN
CHILE
Un pequeño
destacamento de trabajadores del Norte de Chile decidió asumir la forma de
partido político, comprendiendo que era necesario un instrumento orgánico que
mirase más allá de los intereses de un gremio u otro; que tuviese una visión de
país y de sociedad y que derrotase al poder de la burguesía explotadora y
pusiese los mecanismos del mando en manos de los que concreta y efectivamente
generan cada producto, originando la riqueza: la clase trabajadora. Ya había
numerosos sindicatos en 1912 y ya había grupos mutualistas y cooperativistas
trabajando en forma dispersa pero efectiva en favor de los intereses de la
clase obrera. Había obreros con concepción y autoafirmación de su condición de
clase: había clase en sí y para sí.
También había partidos que en el
siglo anterior habían roto con el esquema dual de conservadores y liberales:
existían los radicales (como dice su nombre, eran los radicalizados de mediados del siglo XIX, partido de las capas
medias incluyendo parte de la creciente burguesía, junto con latifundistas de
nuevo tipo (beneficiarios de la invasión a territorios de Perú, Bolivia y
pueblo mapuche) y estaba el Partido Democrático, que reemplazó a los radicales
cuando éstos comenzaron a virar a la derecha, y que agrupaba numerosos obreros,
concepto que hasta comienzos del siglo XX incluía no sólo al proletariado sino
también al artesanado, a pequeños fabricantes, que trabajaban por su cuenta o
con el grupo familiar, sin explotar a otros. Los demócratas también fueron
radicalizados y ejercieron la acción directa junto con la contienda electoral.
Pero el
electoralismo, junto a
otros factores manejados
por la burguesía, llevó a la corrupción a los demócratas. El partido de
Malaquías Concha y otros próceres, fue dejando su condición de popular y
traicionando a la clase obrera en una danza de corruptela.
Ello llevó a demócratas de
auténtica convicción revolucionaria, a romper con su partido. Se puede jugar al
“entrismo” por tiempos cortos, pero si te quedas décadas tratando de cambiar a
tu partido sin lograrlo, es el partido el que te cambia y te hace un corrupto
más. Así lo comprendieron Luis Emilio Recabarren y otros defensores de la causa
proletaria.
La coyuntura que llega a 1912 se
parece en mucho a los tiempos actuales: el capitalismo se desarrolló en forma
explosiva en Chile, especialmente a partir de la anexión a Chile de las
pertenencias salitreras del Norte Grande y de la expansión al sur del país,
donde los militares y colonos expulsaron a las comunidades mapuche para
instalar fundos cerealeros y explotaciones madereras. Hubo enriquecimiento de
unos, chorreo a los sectores medios y explotación salvaje contra los de más
abajo. Los gobiernos reprimieron con sadismo las manifestaciones obreras, como
la de Santiago en 1905 (la “semana roja” o “huelga de la carne”) y en Iquique
en 1907. El sistema permitió la inclusión de parlamentarios de partidos como el
demócrata, y entre ellos a Recabarren, pero no fue mucho lo que pudieron hacer
en medio de un sistema que en los hechos era binominal. La “cuestión social”,
las desigualdades e injusticias sociales en el Chile del primer Centenario, era
denunciada por intelectuales laicos e incluso por eclesiásticos que de la
doctrina pontificia conciliadora fueron pasando a la crítica de la sociedad.
Hubo un agotamiento de la política tradicional. Por su parte, las
organizaciones revolucionarias eran reprimidas, sufrían la infiltración de
agentes de la policía (entre provocadores, destructores del tejido orgánico y
ladrones de fondos comunitarios), las ideas de cambio radical estaban aisladas
y quedaban en minoría frente a un mundo que proclamaba el éxito de la
civilización y del progreso, encarnado en la máquina, el ferrocarril y la luz
eléctrica. El lujoso y clasista Titanic, inaugurado y desgraciado en 1912, es
un símbolo de la época.
Los precisos, los jugados, como
decimos ahora, pocos pero consecuentes, se reunieron en Iquique a comienzos de
junio de 1912, y decidieron constituirse como partido. El congreso fundacional
concluyó el 4 de junio. El nombre adoptado representa su programa de acción en
síntesis: Obrero, porque representaba los intereses del proletariado y
trabajadores libres, y Socialista, porque más allá de las reivindicaciones
gremiales, se proponía reemplazar a la sociedad capitalista por el Socialismo.
Antes del POS hubo otros pequeños grupos y partidos socialistas[1], a los que
acaso les debamos reconocer un carácter pionero, y cuya historia ha quedado
eclipsada por reconocerse en el POS el primer instrumento proletario.
A su vez, la historia del Partido Comunista de Chile ha
eclipsado al POS.
El principal constructor del POS
fue Luis Emilio Recabarren, quien en sus escritos de los años 1912-1923, hizo
una dura y constante crítica a los demócratas y lo que representaban en cuanto
a corrupción y defraudación de los intereses proletarios. Combatió la compra y
venta de votos que hacían algunos de sus dirigentes, y criticó el hecho de que
no faltaron demócratas elegidos para sillones municipales, a los que se fueron
a sentar sin hacer nada positivo. Recabarren comunicaba en todas las tribunas,
que el trabajador debía asumir cambios personales y no sólo impulsarlos en la
esfera social: planteaba una revolución cultural que incluía la acción para
rescatar al obrero de las garras del alcoholismo, en que la propia burguesía lo
atrapaba; incluía la igualdad de géneros, el respeto del hombre hacia la mujer,
en la casa y en el trabajo; la solidaridad de clase, impulsando el
cooperativismo e iniciativas de autonomía alimentaria, como la producción de
pan y lo que hoy llamamos “comprando juntos/as”. El POS no tenía una concepción
militar-elitista del cambio social. No hay alusiones a una política militar en
los escritos del partido. La revolución era tarea de los pueblos y no de
guerreros selectos. El trabajo del partido no era ni con mucho para ganar uno
tras otro los cargos públicos, era una labor de conciencia. Para los que no
sabían leer y para la educación popular de todos, había grupos de teatro que
difundían las ideas socialistas y mostraban a los espectadores, la realidad
vista desde el arte escénico; el propio Recabarren escribió obras teatrales.
Estas iniciativas, por supuesto, trascendían el quehacer del POS y eran
asumidas por muchos obreros y obreras organizados a algún nivel de lo social.
Una gran obra del POS y de Recabarren, fue transformar en 1919 la Gran Federación
Obrera de Chile (conciliadora entre capitalistas
y trabajadores) en la Federación Obrera
de Chile, la FOCH ,
de carácter clasista.
Cuando el
POS se transformó
en Partido Comunista
de Chile, en
enero de 1923, no hubo un mero cambio de nombre; también hubo
cambios en cuanto a las concepciones ideológicas por las que se construiría el
socialismo. Hubo avances, entre otros el asumir el internacionalismo, y
retrocesos, como ir dejando de lado la educación popular y el “trabajo de
hormiga” de la construcción de protagonismo y poder de los pueblos: la política
se fue haciendo cada vez más labor de oficina, de “bureau”.
El 4 de junio es una efeméride de
los trabajadores y trabajadoras en Chile. No pertenece a un partido o a otro,
sino a la clase organizada y consciente.
Los y las activistas y militantes
de hoy debemos conocer el pensamiento y acción del POS, de Recabarren, de los
sindicatos de la época. Tienen mucho que comunicarnos, la historiografía existe
para aprender de los aciertos y de los errores de los que nos han precedido en
el paso por los espacios y tiempos de este mundo.
Para leer:
§
Devés, Eduardo y
Carlos Díaz.1987, El pensamiento socialista en Chile. Antología
1893-1933. Ediciones Documentas. Santiago.
§
Cruzat, Ximena y
Eduardo Devés (recopiladores). Recabarren. Escritos de prensa. 1898-1924. 4 tomos.
§
Pinto Vallejos, Julio.
1999. Socialismo y salitre. Recabarren, Tarapacá y la formación del
Partido
Obrero Socialista, en Historia de la Pontificia Universidad
Católica de Chile del Instituto de Historia. volumen 32, (1999), páginas
315-366. Santiago. Copia PDF en Memoria Chilena
§
Ramírez Necochea,
Hernán. 1956. Historia del movimiento obrero en Chile. Antecedentes
siglo XIX. Editorial Austral. Santiago.
§
Ramírez Necochea,
Hernán. 1965. Origen y formación del Partido Comunista de Chile. (ensayo de historia del Partido). Editorial Austral. Santiago.
§
Vitale, Luis. Obras
escogidas:
- http://mazinger.sisib.uchile.cl/repositorio/lb/filosofia_y_humanidades/vitale/
- Interpretación
marxista de la historia de Chile
- Génesis
y desarrollo del movimiento Obrero Chileno
- Historia del movimiento Obrero chileno
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