A UNIR TODAS LAS LUCHAS PARA QUE LOS PUEBLOS Y L@S TRABAJADOR@S MANDEN

jueves, 5 de julio de 2012

ESTRATEGIA Y TÁCTICA (Informativos Nº 2 y 3)



Informativo Nº 2 
                        
                                                                                                            (Nº 3, más abajo)                                                        

MOVIMIENTO DE LOS PUEBLOS Y LOS TRABAJADORES -MPT  MAYO 2012 

INTRODUCCIÓN



En el Informativo Nº 2, se reproduce nuestro documento central para el presente período estratégico, el que fue presentado en el evento del 3º Aniversario de nuestro Movimiento.
El documento “Estrategia y Táctica para el Presente Período”, esperamos que sea un verdadero aporte a las luchas de los anticapitalistas.

¡UNIR LAS LUCHAS PARA QUE LOS PUEBLOS Y LOS TRABAJADORES MANDEN!

Secretariado Ejecutivo MPT

ESTRATEGIA Y TÁCTICA PARA EL PRESENTE PERÍODO

MOVIMIENTO DE LOS PUEBLOS Y LOS TRABAJADORES -MPT

 1. LA ACTUAL COYUNTURA POLÍTICA Y LA TÁCTICA A SEGUIR.

Este año 2012, estaremos ante un aumento de la movilización social en el país y de diversas formas de expresión del descontento popular. Allí está la importante movilización del pueblo de Aysén por sus 11 demandas, una lucha de muchos años, y el apoyo que ya ha concitado a lo largo del país. Por otra parte tenemos las reivindicaciones y lucha de los estudiantes, quienes ya en actuado con diversas movilizaciones al comienzo del año, de hecho la Confech este 21 de abril dará a conocer su Plan de Lucha para el presente año. Allí está también la lucha por el derecho al agua de organizaciones sociales del centro y norte del país. Los trabajadores expresan su descontento a través de las huelgas sindicales, por medio de las manifestaciones y declaraciones de los trabajadores bancarios contra las AFP y el injusto sistema previsional, a través de las tomas de calles de parte de los pescadores artesanales, por medio de huelgas de hambre como es el caso de dos trabajadores en San Antonio. Los pobladores ya han iniciado sus movilizaciones por el derecho a la vivienda propia y digna. Y continúa la lucha de los mapuche en su permanente movilización por el derecho a la tierra y por que se cumplan sus demandas..
A todo esto el gobierno responderá con lo único que sabe hacer en la defensa de sus intereses, del de las grandes empresas y del sistema capitalista: con más y más represión policial y con la aplicación de la llamada ley antiterrorista.
Nuestro llamado es a no amilanarnos ante esto y a enfrentar esta represión con más organización, con más movilización y solidaridad social y con un estado de alerta permanente de los dirigentes y sus bases para que sus luchas avancen hacia una victoria completa, sin transacciones engañosas, sin que se frustren una vez más las esperanzas y la buena fe con que los pueblos, como el de Aysén, han levantado movimientos similares y, por lo general, son engañados por el incumplimiento de las promesas.

El Camino debe ser claro

Pero a no dejarse engañar, este escenario no es nuevo y el que hoy el descontento tenga mayor fuerza, tiene que ver con la incapacidad de los gobiernos de dar respuesta a las exigencias y necesidades reales de la gente.
Por esto debemos evitar a toda costa que el movimiento sea funcional a la lógica pendular de los actuales grupos políticos en el poder, y que sólo crezca el anti-derechismo en favor del retorno de la Concertación.
En este contexto, para enfrentar las próximas elecciones de alcaldes y concejales, hacemos nuestras consecuentemente lo acordado por nuestro movimiento en su evento fundacional: “Rechazamos cualquier acuerdo político con la derecha o la Concertación, desde la independencia política de la clase trabajadora, porque ambas componendas son expresiones de los intereses de la minoría que administra el poder a favor de un puñado de privilegiados que dominan a las grandes mayorías a costa de la explotación y mala vida de los trabajadores y los pueblos” … “En el proceso de acumulación de fuerza una multiplicidad de formas de lucha serán impulsadas, siendo lo electoral un elemento que debe discutirse ampliamente y de acuerdo a los contextos pertinentes, y que puede manifestarse de variadas formas; ya sea a través de un instrumento legalizado o con candidaturas autónomas o candidaturas levantadas por organizaciones sociales, y de ser necesario, con campañas de abstención y/o voto nulo”.
El camino es constituir ya la alternativa popular, que supone un cambio radical del ordenamiento social. Esta fuerza popular debe ser capaz de enfrentarse al poder de las dos derechas y  legitimarse ante el movimiento social como la alternativa viable y necesaria para vencer al sistema dominante. Debe ganar batallas ideológicas ante la desesperanza, la apatía, el escepticismo y la impaciencia.

2.- ANÁLISIS DEL PERÍODO ESTRATÉGICO

El sistema capitalista en el mundo no se agotará si no se le enfrenta por medio de un enorme movimiento social y político, de carácter revolucionario, que se plantee sustituir el capitalismo entendido como cultura, como formación y ordenamiento de la sociedad, por otra formación social sin explotación y con plena justicia e igualdad para toda la sociedad. El Socialismo.
Por eso es fundamental el papel que cumplen las organizaciones políticas de las clases y sectores sociales, y de las minorías culturales y nacionales explotadas y excluidas de los alardeados éxitos del sistema capitalista. No se puede sustituir el papel revolucionario de las clases explotadas por un supuesto protagonismo de sectores reformistas y socialdemócratas que buscan aliviar las penas de las mayorías, por medio de arreglos paliativos al interior del sistema capitalista. Los instrumentos de dominación del imperio, a través de los medios de comunicación, emiten discursos que ocultan y distorsionan la realidad y hacen creer en soluciones que sólo llevan a perpetuar la dominación. Es necesario más que nunca desarrollar la conciencia crítica.
El mundo sigue constituido en torno al trabajo, a la producción y el reparto de bienes. Ha habido cambios bruscos en relación a la imagen de las clases sociales, a la percepción de conceptos como la “pobreza” y la marginalidad, pero el sistema sigue más desigual e injusto que en su etapa anterior, la del Estado benefactor. Es falso que las clases trabajadoras, y en especial el proletariado, no existan ni tengan algo que hacer y decir en el momento actual de la historia mundial. El proletariado vive una clara situación de retroceso, pero sigue siendo la fuerza motora de la vida, que depende de producir para vivir. Un individuo tiene diversos roles, es trabajador, ciudadano, pertenece a una nación, desarrolla una cultura, tiene responsabilidades ante el medio ambiente, tiene un género u opción sexual, pero estas identidades –como elementos del ser- no son contradictorios y no se sustituyen objetivamente unos a otros, sino que en la subjetividad valoramos un aspecto más que otro; el sistema capitalista, hábilmente ha sabido quitar su identidad a las mayorías para ponernos en aparente contradicción y mantener su dominación.
La labor de cualquier organización revolucionaria es superar estas contradicciones y levantar la alternativa del cambio social por encima de las ilusiones reformistas y socialdemócratas que hacen invisible la lucha de clases.
La ilusión derrotista, del reformismo y la socialdemocracia, está basada en un efecto de perspectiva: la mayoría de los que escriben sobre la sociedad, de los que manejan los medios de comunicación o aparecen en ellos, de los que teorizan, el mundo académico, la intelectualidad; suelen ser parte del propio sistema o se dejan arrastrar a los intereses de los poderes dominantes. Su papel en la producción suele ser el propio de la “pequeña burguesía” empobrecida y marginal, sometida por la gran burguesía.
Los que escriben acerca del mejoramiento social en las últimas décadas, por lo general ocultan el drama social de las mayorías: no se rozan con la gente en problemas, no reúnen las últimas monedas para comprar el pan, no tienen los suministros básicos cortados por falta de pago, no conocen la cesantía ni la doble inseguridad frente a los empleadores y a los delincuentes. Si conocen parte de la realidad social, se circunscribe a la capital y algunas grandes ciudades: no conocen ni quieren conocer el drama de las regiones, de los campesinos sin tierra o sin agua, de los pescadores que no pescan, de los enfermos sin servicios de salud, de los adultos mayores desprotegidos por lo insolidario del sistema previsional, etc...
Es necesario que las organizaciones revolucionarias se agrupen por objetivos comunes. Hay que superar el divisionismo, la dispersión de ideas y de fuerzas.
Queremos volver a levantar la dignidad de nuestros pueblos y trabajadores por encima de la cordillera, queremos construir un Chile democrático y popular, creemos posible un mundo y un país mejor, queremos unir todas las luchas para que al final sean los pueblos y los trabajadores los que manden.

3. QUÉ TIENE Y QUÉ LE FALTA A LA IZQUIERDA REVOLUCIONARIA.

Frente a la dominación ideológica y mediática, necesitamos desarrollar la conciencia crítica. No basta con convocar, con reunir gente y llenar calles en protesta contra el sistema o alguna de sus expresiones, sino es imprescindible desarrollar un pensamiento crítico, una actitud revolucionaria de largo aliento, que trascienda la subjetividad y permita ser sujetos capaces, conscientes y activos, en cualquier terreno y coyuntura. Todo esto de llevarnos a desarrollar nuevas y diversas formas de organización popular.
Las organizaciones políticas no han sido capaces de dar mayor conducción al proceso, pero hacen lo que pueden. Hay mucha crítica a las organizaciones y no al sistema, que es quien genera el divorcio entre éstas y el mundo popular. El sistema hace esfuerzos para que nos traguemos el discurso anti-partidos, anti-ideologías, anti-organización. No pocos en las izquierdas se han creído el discurso que nos quiere reducir a individuos, a superhéroes aislados luchando contra el Goliat del Imperio. Ahora es el tiempo de la unión de los muchos y dispersos.
El sistema dominante nos hace correr “como gallina sin cabeza” para todos lados, sin concretar nada. Muchos inadvertidamente han hecho casos a los discursos que el sistema nos introduce maliciosamente: unos quieren un movimiento popular sin partidos, sin conducción, guiados por la mera voluntad y la impulsividad del individuo; otros (los menos) creen furiosamente en el papel rector y mesiánico de sus propias organizaciones, autodefinidas como la vanguardia, la única correcta, la gran fuerza que nos guiará a la tierra prometida. Unos prefieren la dispersión, las tareas inmediatistas, lo emocionante, las causas individuales; otros llaman a centralizar el quehacer en unos pocos temas; unos quieren el activismo sin tareas orgánicas, sin reuniones ni jefes; otros ponen el acento en la construcción de dirección, pero casi nadie puede concretar sus propios discursos, conforme a la capacidad efectiva de cada organización. Unos temas se ponen de moda, hasta que la moda pasa; otros mantienen los discursos de la revolución de octubre o del foco guerrillero, como si no hubiese pasado nada más en el pasado siglo y más exactamente en el último medio siglo. Para unos, una incesante búsqueda de la originalidad, en un barco que no llega a puerto; para otros, calco y copia servil a procesos a veces derrotados y en otros casos difícilmente repetibles fuera de su espacio y tiempo original.
No se hace la síntesis entre democracia y centralismo, entre movimiento social y movimiento político, entre partido de cuadros y organización de masas, entre tareas de largo y de corto plazo. No se hace un esfuerzo por hacer compatibles los ritmos y concepciones del tiempo de las distintas orgánicas: nos criticamos los excesos de lentitud o de aceleramiento con que abordamos los quehaceres. Tampoco aceptamos suficientemente que cada orgánica tiene sus propias prioridades de construcción, de participación, de movilización, y la visión parcializada nos ha dificultado construir alineamientos estratégicos con visión de conjunto, donde cada lucha y todos los destacamentos sean igualmente necesarios, valorables y respetables.
A muchos les falta objetividad, pero les sobran ganas y buena voluntad; hay también entre nuestras organizaciones, gente con intereses individuales, exitistas, usar las causas populares como trampolín para la cooptación y para escalar dentro de la clase política. Necesitamos revalorar y destacar la honestidad, expresada en el buen manejo de las ideas tanto como en el de los recursos materiales.
La búsqueda de acuerdos entre organizaciones se ve entorpecida por las ansias de protagonismo y de conducción individual que ha predominado en algunas de ellas. Nos referimos a las que no quisieron en ningún tiempo formar parte de nuestro empeño, y que no han demostrado mayor voluntad unitaria siquiera para coordinarse ante actividades concretas. La mayoría de las orgánicas, prefiere hacer su discurso por separado, sacarse la foto y enviarla a sus mentores, con eso les basta. Ya se ve que no se trata de agrupar siglas sino de convocar a personas con conciencia propia.
Tareas como las grandes reformas (educacional, previsional, de salud, de los derechos laborales), impulsar la obtención de espacios de poder municipal o parlamentario, o propiciar el llamado a una asamblea constituyente para reformular el Estado, o incluso el llamado a la toma del poder (para unos) o a la disolución del Estado (para otros) serán discursos sin efecto, si no empezamos construyendo un movimiento popular desde la base, un movimiento de cuadros y no solo de manifestantes dispuestos a salir a la calle. Se trata de hacer un aporte a la construcción de un nuevo pensamiento-acción y no solo de responder ante las catástrofes y los crímenes del sistema. Para eso no basta con solo hacer marchas y conformarse con la masividad. Queda pendiente un enorme trabajo de hormiga en lo social y eso lo preferimos construir en conjunto como MPT.
Por todo ello, parece vigente la necesidad de construir el Estado Mayor de los pueblos organizados: unir creativamente las ideas, acogiendo lo mucho que tiene de cierto la crítica a las izquierdas, a la vez de rescatar los valores y la consecuencia heroica de las organizaciones y alineamientos que han puesto las bases para ser lo que somos, tanto en lo positivo como en lo negativo. Se necesita construir una dirección popular, generada con lo mejor de nuestras fuerzas históricas y de nuestros movimientos populares, asumiendo una historia que empieza con la resistencia de los pueblos originarios y ha pasado por la construcción de un sindicalismo ejemplar, encarnado en Recabarren y en don Clotario, por la resistencia de nuestros mejores amigos frente a una de las dictaduras más crueles del último medio siglo, por la resiliencia frente a las derrotas que nos impuso la traición de muchos líderes, que abrió las puertas del país a la barbarie neoliberal, destruyendo mucho del esfuerzo que hicimos por derribar al régimen y abrir las alamedas del país a las clases populares.
Sabemos que son tareas muy grandes para tan pocos cuadros: pocos pero dispuestos a trabajar con visión de grandeza. Queremos volver a levantar la dignidad de nuestros pueblos y trabajadores por encima de la cordillera, queremos construir un Chile verdaderamente democrático-popular, creemos posible un mundo y un país mejor, queremos unir todas las luchas para que al final sean los pueblos y los trabajadores los que manden.

4. EL QUÉ HACER: LAS TAREAS PARA EL REARME DEL MPT.

a)      La propuesta central es rearmar el MPT como una organización que encauce la vocación participativa de personas con y sin militancia política, que comprendemos la necesidad de una dirección revolucionaria ajustada a los intereses concretos de pueblos y trabajadores de estos tiempos.
b)      Se trata de reformular la organización, de modo que canalice la expresión y la voluntad revolucionaria de quienes estén de acuerdo en las líneas centrales y crean en la necesidad de coordinar las acciones para lograr triunfos sociales y políticos.
c)      El MPT tiene que ser realmente capaz de hacer compatible el trabajo social con la conducción política y la participación activa y visible.
d)      Se debe sacar declaraciones del MPT ante los hechos políticos de relevancia nacional, mostrando su opinión y orientación política. La política de comunicaciones, desarrollarla en los siguientes ejes:
n      Difundir ampliamente, vía Internet y en papel, las declaraciones del MPT.
n      A través de Comunicaciones-MPT difundir los hechos políticos nacionales e internacionales de relevancia para la izquierda, los trabajadores y los pueblos, las eclaraciones y documentos públicos del MPT y las declaraciones y opiniones olíticas de los partidos integrantes del MPT como de sus aliados.
n      Actualizar y regularizar el funcionamiento del Blog del MPT.
n      Publicar tri-mensualmente el periódico “La Unidad”. El 8 de marzo se publicó nuestro periódico, La Unidad Nº 10.
e)      Se mantienen en alto los acuerdos tomados en la declaración fundacional del MPT.
f)        Impulsar una amplia unidad y coordinación de las organizaciones populares que trabajan en los distintos frentes sociales. Es necesario construir orgánicas de unidad tanto entre los pueblos originarios como respecto de los derechos ambientales y de las minorías.
g)      Llamamos a reimpulsar la construcción del Frente Amplio de Trabajadores (FAT) y a movilizarnos por un pliego social que incluya el salario ético mínimo, el fin del lucro con nuestros fondos previsionales, por una verdadera limitación de la jornada laboral y por que no se aumente la edad de jubilación, junto a las demandas por las que cada sector laboral ha venido luchando históricamente.




Informativo Nº 3
                        
                                                                                                                                                                    



MOVIMIENTO DE LOS PUEBLOS Y LOS TRABAJADORES -MPT  JUNIO 2012 


INTRODUCCIÓN

En este número del Informativo hemos querido mostrar a los trabajadores y los
pueblos el verdadero significado de clase que representan los 100 años desde que se
fundó, el 4 de junio de 1912, el Partido Obrero Socialista de Chile.  


“EL 4 DE JUNIO ES UNA EFEMÉRIDE DE LOS TRABAJADORES Y TRABAJADORAS EN CHILE. NO PERTENECE A UN PARTIDO O A OTRO, SINO A LA CLASE ORGANIZADA Y CONSCIENTE”
             

¡UNIR LAS LUCHAS PARA QUE LOS PUEBLOS Y LOS TRABAJADORES MANDEN!

Secretariado Ejecutivo MPT

EL PARTIDO OBRERO SOCIALISTA
DESTACAMENTO PIONERO PARA EL PROLETARIADO EN CHILE



Un pequeño destacamento de trabajadores del Norte de Chile decidió asumir la forma de partido político, comprendiendo que era necesario un instrumento orgánico que mirase más allá de los intereses de un gremio u otro; que tuviese una visión de país y de sociedad y que derrotase al poder de la burguesía explotadora y pusiese los mecanismos del mando en manos de los que concreta y efectivamente generan cada producto, originando la riqueza: la clase trabajadora. Ya había numerosos sindicatos en 1912 y ya había grupos mutualistas y cooperativistas trabajando en forma dispersa pero efectiva en favor de los intereses de la clase obrera. Había obreros con concepción y autoafirmación de su condición de clase: había clase en sí y para sí.
También había partidos que en el siglo anterior habían roto con el esquema dual de conservadores y liberales: existían los radicales (como dice su nombre, eran los radicalizados de mediados del siglo XIX, partido de las capas medias incluyendo parte de la creciente burguesía, junto con latifundistas de nuevo tipo (beneficiarios de la invasión a territorios de Perú, Bolivia y pueblo mapuche) y estaba el Partido Democrático, que reemplazó a los radicales cuando éstos comenzaron a virar a la derecha, y que agrupaba numerosos obreros, concepto que hasta comienzos del siglo XX incluía no sólo al proletariado sino también al artesanado, a pequeños fabricantes, que trabajaban por su cuenta o con el grupo familiar, sin explotar a otros. Los demócratas también fueron radicalizados y ejercieron la acción directa junto con la contienda electoral.

Pero  el  electoralismo,  junto  a  otros  factores  manejados  por la  burguesía,  llevó a la corrupción a los demócratas. El partido de Malaquías Concha y otros próceres, fue dejando su condición de popular y traicionando a la clase obrera en una danza de corruptela.
Ello llevó a demócratas de auténtica convicción revolucionaria, a romper con su partido. Se puede jugar al “entrismo” por tiempos cortos, pero si te quedas décadas tratando de cambiar a tu partido sin lograrlo, es el partido el que te cambia y te hace un corrupto más. Así lo comprendieron Luis Emilio Recabarren y otros defensores de la causa proletaria.
La coyuntura que llega a 1912 se parece en mucho a los tiempos actuales: el capitalismo se desarrolló en forma explosiva en Chile, especialmente a partir de la anexión a Chile de las pertenencias salitreras del Norte Grande y de la expansión al sur del país, donde los militares y colonos expulsaron a las comunidades mapuche para instalar fundos cerealeros y explotaciones madereras. Hubo enriquecimiento de unos, chorreo a los sectores medios y explotación salvaje contra los de más abajo. Los gobiernos reprimieron con sadismo las manifestaciones obreras, como la de Santiago en 1905 (la “semana roja” o “huelga de la carne”) y en Iquique en 1907. El sistema permitió la inclusión de parlamentarios de partidos como el demócrata, y entre ellos a Recabarren, pero no fue mucho lo que pudieron hacer en medio de un sistema que en los hechos era binominal. La “cuestión social”, las desigualdades e injusticias sociales en el Chile del primer Centenario, era denunciada por intelectuales laicos e incluso por eclesiásticos que de la doctrina pontificia conciliadora fueron pasando a la crítica de la sociedad. Hubo un agotamiento de la política tradicional. Por su parte, las organizaciones revolucionarias eran reprimidas, sufrían la infiltración de agentes de la policía (entre provocadores, destructores del tejido orgánico y ladrones de fondos comunitarios), las ideas de cambio radical estaban aisladas y quedaban en minoría frente a un mundo que proclamaba el éxito de la civilización y del progreso, encarnado en la máquina, el ferrocarril y la luz eléctrica. El lujoso y clasista Titanic, inaugurado y desgraciado en 1912, es un símbolo de la época.
Los precisos, los jugados, como decimos ahora, pocos pero consecuentes, se reunieron en Iquique a comienzos de junio de 1912, y decidieron constituirse como partido. El congreso fundacional concluyó el 4 de junio. El nombre adoptado representa su programa de acción en síntesis: Obrero, porque representaba los intereses del proletariado y trabajadores libres, y Socialista, porque más allá de las reivindicaciones gremiales, se proponía reemplazar a la sociedad capitalista por el Socialismo. Antes del POS hubo otros pequeños grupos y partidos socialistas[1], a los que acaso les debamos reconocer un carácter pionero, y cuya historia ha quedado eclipsada por reconocerse en el POS el primer instrumento proletario.
A su vez, la historia del Partido Comunista de Chile ha eclipsado al POS.
El principal constructor del POS fue Luis Emilio Recabarren, quien en sus escritos de los años 1912-1923, hizo una dura y constante crítica a los demócratas y lo que representaban en cuanto a corrupción y defraudación de los intereses proletarios. Combatió la compra y venta de votos que hacían algunos de sus dirigentes, y criticó el hecho de que no faltaron demócratas elegidos para sillones municipales, a los que se fueron a sentar sin hacer nada positivo. Recabarren comunicaba en todas las tribunas, que el trabajador debía asumir cambios personales y no sólo impulsarlos en la esfera social: planteaba una revolución cultural que incluía la acción para rescatar al obrero de las garras del alcoholismo, en que la propia burguesía lo atrapaba; incluía la igualdad de géneros, el respeto del hombre hacia la mujer, en la casa y en el trabajo; la solidaridad de clase, impulsando el cooperativismo e iniciativas de autonomía alimentaria, como la producción de pan y lo que hoy llamamos “comprando juntos/as”. El POS no tenía una concepción militar-elitista del cambio social. No hay alusiones a una política militar en los escritos del partido. La revolución era tarea de los pueblos y no de guerreros selectos. El trabajo del partido no era ni con mucho para ganar uno tras otro los cargos públicos, era una labor de conciencia. Para los que no sabían leer y para la educación popular de todos, había grupos de teatro que difundían las ideas socialistas y mostraban a los espectadores, la realidad vista desde el arte escénico; el propio Recabarren escribió obras teatrales. Estas iniciativas, por supuesto, trascendían el quehacer del POS y eran asumidas por muchos obreros y obreras organizados a algún nivel de lo social. Una gran obra del POS y de Recabarren, fue transformar en 1919 la Gran Federación Obrera de Chile (conciliadora entre capitalistas

y trabajadores) en la Federación Obrera de Chile, la FOCH, de carácter clasista.
Cuando  el  POS  se  transformó  en  Partido  Comunista  de  Chile,  en  enero  de 1923, no hubo un mero cambio de nombre; también hubo cambios en cuanto a las concepciones ideológicas por las que se construiría el socialismo. Hubo avances, entre otros el asumir el internacionalismo, y retrocesos, como ir dejando de lado la educación popular y el “trabajo de hormiga” de la construcción de protagonismo y poder de los pueblos: la política se fue haciendo cada vez más labor de oficina, de “bureau”.
El 4 de junio es una efeméride de los trabajadores y trabajadoras en Chile. No pertenece a un partido o a otro, sino a la clase organizada y consciente.
Los y las activistas y militantes de hoy debemos conocer el pensamiento y acción del POS, de Recabarren, de los sindicatos de la época. Tienen mucho que comunicarnos, la historiografía existe para aprender de los aciertos y de los errores de los que nos han precedido en el paso por los espacios y tiempos de este mundo.

Para leer:
§                    Devés, Eduardo y Carlos Díaz.1987, El pensamiento socialista en Chile. Antología 1893-1933Ediciones Documentas. Santiago.
§                    Cruzat, Ximena y Eduardo Devés (recopiladores). Recabarren. Escritos de prensa. 1898-1924. 4 tomos.
§                    Pinto Vallejos, Julio. 1999. Socialismo y salitre. Recabarren, Tarapacá y la formación del
           Partido Obrero Socialista, en Historia de la Pontificia Universidad Católica de Chile del Instituto de Historia. volumen 32, (1999), páginas 315-366. Santiago. Copia PDF en Memoria Chilena
§                    Ramírez Necochea, Hernán. 1956. Historia del movimiento obrero en Chile. Antecedentes siglo XIX. Editorial Austral. Santiago.
§                    Ramírez Necochea, Hernán. 1965. Origen y formación del Partido Comunista de Chile. (ensayo de historia del Partido). Editorial Austral. Santiago.
§                    Vitale, Luis. Obras escogidas:



















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