Diego Carmoni, 22.1.2017
Estos últimos incendios forestales han sido los más destructivos en la historia de Chile. Los ecosistemas forestales han sido dañados por lo terribles usos de la tierra en beneficio de las industrias forestales. Los bosques artificiales de hoy en día son más densos y llenos de materiales combustibles, permitiendo que los incendios se diseminen más fácilmente desde el suelo hasta el dosel forestal, matando árboles, fauna y atacando principalmente a los sectores pobres de la población. La tragedia ecológica de Chile muestra signos de empeoramiento, ya que las cálidas temperaturas del océano están 5 grados por encima de lo normal y los fenómenos climáticos de El Niño muestran señales de desencadenar desastres dramáticos, como inundaciones en la tierra endurecida por los calores, y por otro lado sequias graves.
De estos incendios no es solamente responsable las calores y cambios climáticos, Chile tenía una importante proporción de los bosques templados del mundo. Ahora la mayoría ha ido desapareciendo víctimas de las industrias de exportación de madera en incontrolable y rápida expansión.
El sur de Chile era el hogar de una de las últimas dos extensas selvas tropicales templadas del mundo. Algunos científicos estiman que hasta el 90% de las especies vegetales y animales en los bosques de Chile son endémicas.
Los ecologistas forestales estiman que 30 millones de hectáreas, o 45% del país, eran originalmente boscosas. Según la FAO, Chile es el segundo país más desforestado de América Latina. El ritmo de destrucción de bosques nativos se ha más que triplicado desde 1984 y los bosques nativos no protegidos de Chile van desapareciendo rápidamente, sin embargo, el gobierno y la industria maderera de Chile continúan argumentando que los bosques nativos de Chile aumentan debido a plantaciones de árboles y nuevos bosques, sin destacar que son reemplazados con pinos y eucaliptos, dañinos a la fauna y agricultura.
Las raíces de la industria forestal depredadora de Chile comenzó en 1974 cuando la dictadura de Pinochet empezó sus reformas de libre mercado, que concentraron la propiedad de la industria forestal en unas cuantas grandes empresas. Pinochet también alentó la plantación de árboles proporcionando subsidios, que se han utilizado casi en su totalidad para establecer las plantaciones de árboles exóticos de la industria forestal. Las plantaciones de árboles de especies exóticas como el pino, crecen más de dos veces más rápido en Chile que en sus tierras nativas. Esto, y los subsidios generosos han llevado a un aumento en el área de plantaciones de árboles, de 200 mil hectáreas en 1974 a 2,1 millones de hectáreas hoy. Las plantaciones ahora abastecen el 90% de la madera para la industria forestal de Chile.
Más del 80% de la madera de plantaciones es para satisfacer una creciente demanda mundial de troncos, pulpa y astillas de madera. Los productos forestales son la tercera mayor exportación de Chile. Los principales compradores son Japón, Estados Unidos, Corea del Sur y Europa occidental.
Raíces de la destrucción
A pesar de los intentos de la industria maderera por culpar a la recolección de leña y la fabricación de carbón vegetal, las mayores fuentes de destrucción forestal nativa son la sobreexplotación de astillas de madera, la fabricación de celulosa y la tala de árboles para las plantaciones de árboles. De los bosques nativos destruidos cada año se convierten en plantaciones de árboles de especies exóticas. Las empresas madereras tienen más de 3 millones de hectáreas y quieren expandirse a 5 millones. De las tierras ya deforestadas disponibles en el sur de Chile para la siembra, pero los bosques nativos de Chile han una inversión atractiva: al ser comprados baratos, cortados a mano para virutas de madera, y luego convertidos en plantaciones de árboles. Las familias campesinas y el pueblo mapuche son desplazados por plantaciones de árboles. Miles ya han sido obligados a emigrar a las ciudades.
El comercio de virutas
La demanda de astillas de madera ha sido responsable de la destrucción de los bosques nativos de Chile. El sector chileno de virutas de madera creció rápidamente y ahora es el tercer mayor exportador de virutas de madera en el mundo después de Estados Unidos y Australia. Japón importa más del 80% del volumen total de virutas de madera producidas en todo el mundo.
Sin Valor Agregado.
La industria chilena de exportación de virutas de madera experimento un enorme crecimiento y ganancias desde su creación, pero no tiene importancia para la economía de Chile y, de hecho, a largo plazo daña la economía, la sociedad y el medio ambiente.
En 1995, el sector forestal nativo era sólo el 0,05% del Producto Interno Bruto (PIB) de Chile, y el sector forestal el 3,05%. Los beneficios sociales de la industria de virutas de madera nativa también son marginales.
El turismo y la fabricación de muebles han sido dañados por la destrucción de los bosques nativos por astillas de madera. En cambio, el sector del turismo puede producir mucho más que los chips nativos. El ecoturismo es el sector de turismo que más rápido crece. Se estima que los ingresos del ecoturismo pueden ser 7 veces más que los chips nativos.
La industria del mueble de Chile también tiene una contribución mucho mayor a la sociedad que las astillas de madera forestal nativa, el PIB es 5,7 veces más, el sector invierte cinco veces más y emplea a 15 veces más personas.
La producción y exportación de astillas de madera forestal nativa condujo a la tala de árboles y a extensa deforestación que ha causado severos impactos al suelo. La erosión del suelo afecta al 45,5% de Chile. Sólo el 5,7% de la superficie terrestre es apta para la agricultura y ha dañado la calidad del agua de muchos lagos y ríos.
Las compañías forestales y sus aliados nunca renunciarán voluntariamente. La única fuerza capaz de resolver la crisis ambiental es la fuerza colectiva, la clase obrera, en alianza con el creciente número de personas y organizaciones que ya luchan por el medio ambiente, el pueblo mapuche, campesinos pobres y poblaciones rurales. La crisis climática y ambiental aumenta dramáticamente, esto subraya la necesidad de una acción urgente. La única alternativa real es una planificación democrática y sostenible de los recursos bajo el control de los trabajadores y sus organizaciones aliadas en la defensa del medio ambiente. Las crisis y luchas que se están acumulan, deben ser el camino para una revolución social, aboliendo el capitalismo.
Y reemplazarlo por una sociedad socialista democrática, que mejorará el nivel de vida de la gran mayoría de la gente, al mismo tiempo que considera a la naturaleza y la humanidad como un desarrollo armónico del planeta.
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Augusto Samaniego y Carlos Ruiz R. “Pueblo mapuche y neoliberalismo”. En: Andrea Pinol Bazzi (editora), Democracia versus Neoliberalismo. 25 años de neoliberalismo en Chile, ICAL, 2016, pp. 179-209.
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